La verdadera riqueza esta en Dios

Uno de las cosas en la cual invertimos nuestro mayor parte del tiempo es en el trabajo. El trabajo es aquello que nos provee el pan de cada día, la mayoría de las personas trabajan principalmente por necesidad y a la vez puede que el trabajo en el cual nos desempeñemos nos de satisfacción y felicidad a nuestras vidas. El sabio Salomón dijo que era bueno que el hombre coma, beba y se goce de su trabajo (Eclesiastés 5: 18 y 19). En fin el trabajo es algo bueno, aunque nuestra desobediencia a Dios ha hecho que el hombre deba conseguir su comida con el sudor en su frente, mal que de seguro Dios borrara en su reino eterno. Así como trabajamos por conseguir el pan de cada día, hay un mayor trabajo el cual tiene una mayor recompensa y esto es precisamente de lo que quiero hablar.

Jesús el hijo de Dios, vino a traer a esta tierra el mensaje de su Padre y en cierta ocasión Jesús les dijo:

Juan 6: 27 “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.

Nuestro señor Jesús exhorto a las personas a trabajar, pero el les aclaro no por la comida que perece, sino por la que da vida eterna. Cuantas veces hemos visto a gente ocupada enteramente a su trabajo, cuantas veces hemos visto a Padres que descuidan a sus hijos por dedicar demasiado tiempo a su trabajo, en fin cuantas veces hoy en día vemos hombres que trabajan demasiado por esa comida que perece y no por la comida que da para vida eterna. Ciertamente hoy muchos corren sin sentido, buscando alcanzar riquezas, fama, popularidad, etc., pero sin intentar alcanzar aquello que le da un verdadero sentido a nuestra vida y es el hecho de que podamos alcanzar la vida eterna que Cristo nos ofrece. También vemos a tantos que creen que el dinero les traerá felicidad, y a la vez vemos a los ricos de este mundo llevando vidas infelices, hombres que al ver que el dinero nos les trae la felicidad buscan mujeres, drogas, alcohol, etc. Ciertamente nuestro señor Jesús nos dijo con toda razón que nos guardáramos de la avaricia, el les dijo:

El rico insensato

Lucas 12: 13 “Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. 14Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? 15Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. 16También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

Así muchos hombres ricos de hoy en día son un modelo ejemplar del rico insensato que hizo muchísimos tesoros para si, pero jamás trabajo por hacer tesoros para con Dios. Y al mismo tiempo vemos a tantos que anhelan tener lo que ellos tienen sin darse cuenta que la verdadera riqueza esta en hacer tesoros para Dios. Ojala pudieran comprender las sabias palabras de Pablo cuando dijo:

1 Timoteo 6: 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.

Verdaderamente nada podremos llevarnos de esta vida en cuanto a lo material, pero hay algo por lo cual podemos trabajar y es por la vida eterna. Jesús dijo en cierta ocasión:

La puerta estrecha

Lucas 13: 22 Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. 23Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24 Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. 25Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 27Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. 28Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. 29Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 30Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros.

Estimado lector quizás usted puso su esperanza en las riquezas, pero espero que esta lectura le lleva a comprender que en las riquezas no hay esperanza y que la verdadera esperanza esta en Dios y en su hijo, el es el único que nos ofrece la vida eterna. Pablo escribió lo siguiente:

1 Timoteo 6: 17 al 19 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.

Solo Cristo tiene para nosotros palabras de vida eterna, “el es el camino la verdad y la vida, nadie va al Padre sino es por Él” (Juan 14:6), el murió en la cruz para reconciliarlo con Dios, para que sus pecados sean perdonados, el verdaderamente lo ama y si usted hoy se convierte a El, puede recibir el hermoso regalo de ser hecho hijo de Dios (Juan 1: 11 y 12) y poder poner mano en la vida eterna, solo primeramente si lo recibe por la fe ya que así por la fe somos hechos justos ante Dios. (Romanos 3: 28).

Hechos 3: 19 al 21 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.

Arrepentidos y convertíos, las misma palabras de hacen mas de 2000 de años se siguen proclamando hoy, ayer por el apóstol Pedro y hoy por nosotros.

¡AREPENTIOS Y CONVERTIDOS PARA QUE SEAN BORRADOS VUESTROS PECADOS Y VENGAN TIEMPOS DE REFRIGERIO CUANDO DIOS ENVIE A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO! AMEN

Dios le bendiga…